
Todos esperaban la reacción de Federer, que tras el mazazo del primer set. Mirando de reojo a la grada, donde estaba su nuevo técnico Pepe Higueras junto a su novia, el suizo tiró de rabia contenida para verse con 4-0 en el luminoso, dos breaks incluidos en su haber. Roger era un Ferrari y Rafa un Renault venido a menos con motor gripado. Sin embargo, el balear pasó por boxes en su interior, se regeneró, se volvió a encontrar sobre la pista, buscó una y otra vez las bolas altas al suizo y volteó, una vez más, el marcador. De nuevo en el duodécimo juego, a Federer le tembló el pulso y Nadal rubricó lo que veinte minutos antes parecía imposible, apuntarse el segundo set con un nuevo parcial de 7-5. E-nor-me. Será el número dos de la ATP, pero es el número uno cuando el polvo de ladrillo es la superficie de juego.
Rafa Nadal le tiene tomada la medida al torneo (es el único tenista que ha ganado cuatro veces en Montecarlo desde la creación de este torneo) y al suizo (tiene un balance positivo con Federer de 9 victorias y 6 derrotas). El número uno no se acerca numéricamente, pues cada tenista ha defendido los puntos conseguidos el pasado año, pero si moralmente. Las distancias se acercan... el 'Príncipe de Montecarlo' sigue siendo el 'Rey de la tierra batida'.
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